Arvales

(Arvales fratres). Se daba este nombre a los que hacían los sacrificios ambarvales. Eran doce, de las familias más distinguidas de Roma y se llamaban Hermanos Arvales. El término está relacionado con la palabra latina arvum "campo arado", y era de su atribución señalar los límites de las tierras. El distintivo de su dignidad era una corona de espigas, sujeta con una cinta blanca. Esta dignidad, de mucha consideración en Roma, era vitalicia y no podía perderse ni por encarcelamiento, ni por destierro, ni por ningún otro accidente. Aunque seguramente existía ya durante la República, a finales de la misma desapareció y fue restaurado por Augusto. El propio emperador era miembro del mismo. Ofrecían sacrificios públicos por la fertilidad de los campos y eran los responsables de los ritos consagrados a la diosa de la agricultura Dea Dia y de su bosque sagrado. Fueron también responsables de algunos aspectos del culto imperial tras la deificación de Augusto. Poseían un himno sagrado, el carmen arvale, que conocemos gracias a los registros del propio colegio sacerdotal conservados en inscripciones. Los hermanos Arvales celebraban sus asambleas en el templo de la Concordia. )o( MITOLOGÍA.- He aquí el origen de este sacerdocio: Acca Laurentia, nodriza de Rómulo, hacia anualmente un sacrificio para la fertilidad de las tierras, durante el cual marchaban delante de ella sus doce hijos. Habiendo muerto uno de los doce, Rómulo, en obsequio a su nodriza, se ofreció a suplir su lugar, cuya circunstancia fue el origen del sacrificio de los hermanos, en número de doce.
 
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